El peligro de lo bonito

A menudo leo la importancia de rodearte de personas bonitas, con pensamientos bonitos, y que tengan una vida bonita. Alejarte de toda aquella chusma que tiene problemas, que te los cuenta, y ser compañero y amigo sólo de aquellos que a ti te aporten algo positivo. Que te inspiren a ser mejor. Como coachers pero sin cobrar.

 Es una pena ser consciente de que no existe gente así.

Las personas que me rodean tienen vidas normales, con días buenos, malos y días horribles. No tienen siempre pensamientos bonitos, hacen lo que pueden, se esfuerzan aunque duela, y a la mañana siguiente siguen luchando. Tienen vidas en las que cada día dan lo mejor que tienen, con las cartas que les han sido repartidas. Eso sí es inspirador.

En vez de preguntarnos cuánto nos aporta la gente que nos rodea, podríamos pensar cuánto les aportamos nosotros a ellos.

Porque la perfección no existe, ni en las relaciones ni en nosotros mismos; no andemos exigiéndola porque al final, como todo en esta vida, que llega, y que toca, que todos nos ponemos enfermos, o perdemos a un familiar, o un trabajo, o una relación, o todo! y sufrimos y no podremos estar vomitando arco iris todo el santo día, miraremos alrededor y sólo nos quedarán nuestras frases vacías y tazas con nubes porque habremos expulsado a todos los demás.

Haz lo que puedas para hacer bonita tú, la vida de la gente, y déjate de tonterías.